domingo, 15 de septiembre de 2013

Cómo decorar interiores domésticos: una propuesta inspirada en el diseño nórdico.



La clave para decorar el interior de una casa es hacer que los “elementos estructurales”, por así llamarlos (paredes, puertas, ventanas, muebles, estanterías, sanitarios), sean lo más sencillos y neutros posible, y que el toque de calidez y color se lo aporten los “elementos decorativos” u objetos más o menos móviles y accesorios (cuadros, libros, textiles, plantas…).

De esta forma, además de crear un contraste visual armónico, lograremos que aquéllos elementos que son más grandes, importantes, caros, y por tanto, menos susceptibles de ser reemplazados fácilmente por otros, duren más (ya que no nos cansaremos tan pronto de ellos ni pasarán de moda), mientras que aquéllos otros que aportan personalidad y vida a la estancia, serán objetos que con facilidad podrán cambiarse, moverse o combinarse.


Es muy importante que la casa cuente con una gran cantidad de luz natural: a ninguna de las estancias de la casa le debe faltar, como mínimo, una ventana (y cuanto más grande, mejor).


Los elementos estructurales:
Las líneas y diseños simples en los muebles les aportan versatilidad, los vuelven intemporales  y hacen que el conjunto de la estancia dé una sensación visual de orden,  de serenidad, de que todo está colocado de una forma razonable.

Tan importantes como las formas sencillas son los colores neutros. Para las paredes (siempre lisas) la mejor opción es el blanco, que además de contribuir a la luminosidad de la estancia, sirve de fondo perfecto para cualquier mueble u objeto, y es un color del que no es posible cansarse. Una buena alternativa al blanco puede ser un gris claro, o incluso un verde seco, lo más discreto posible.




Dos alternativas al blanco para las paredes: gris claro o verde seco.

 Una buena idea es añadir papel pintado a una de las paredes, siempre armonizando con el tono liso de las demás. Este recurso no tiene por qué ser sólo para salones y dormitorios; se puede utilizar en prácticamente cualquier habitación de la casa, incluido el baño o la cocina.

 
Cocina decorada con papel en una de sus paredes.

Hay un elemento estructural que es la excepción que confirma la regla, o más bien, que ejerce de transición entre la sobriedad y frialdad de paredes y muebles y la vida y color que le aportarán los objetos decorativos: se trata del suelo.

Éste debe ser indudablemente cálido, de madera; a ser posible, de tarima flotante (también puede ser parquet). Un suelo cálido es un punto de verdadera importancia, ya que, después del carácter sobrio que ha sido aconsejado para las paredes y muebles, un suelo de gres o mármol convertiría la estancia en un lugar excesivamente frío. 

                                             Los suelos de madera aportan calidez a un ambiente sobrio.

Los elementos decorativos: 
Consideramos elementos decorativos a todos aquellos objetos que no son muebles ni elementos arquitectónicos.  Es con estos elementos con los que vamos a aportar el toque de color, vida y personalidad a la casa. Aquí no hay que escatimar en colorido; por muy vivos o variados que sean sus colores, no hay riesgo de que lleguen a quedar mal, pues son objetos relativamente pequeños que se encuadran en un gran marco de colores neutros, como el blanco o el gris. Los pequeños elementos decorativos, llenos de color, aportan vida a las paredes y muebles en tonos neutros, a la vez que éstos neutralizan posibles interacciones chirriantes entre los primeros. El resultado es un bello equilibrio.

No hay que perder de vista que no hay mejor elemento decorativo que los utensilios y objetos cotidianos de la casa: los libros colocados en las estanterías, la vajilla en la vitrina, las toallas colgadas en el baño, el frutero de la cocina, los cojines sobre el sofá… A la hora de decorar, vale más saber hacer valer estéticamente los objetos útiles, para que además sirvan como decoración, que llenar la casa de cosas que solamente sirven para ser miradas.




Elementos cotidianos de la casa dan color y sirven como decoración: libros, alimentos, vajillas...

Dos elementos puramente decorativos que no deben faltar son los cuadros y las plantas. Los cuadros sirven para dar alegría a las paredes blancas o grises, y las plantas aportan muchísima vida a cualquier estancia de la casa. Además, tanto cuadros como plantas pueden moverse de sitio, cambiarse por otros o combinarse con más, de modo que permiten introducir cambios en la decoración de la casa fácilmente y por poco dinero.

 La importancia de las plantas y los cuadros, que dan vida y alegría a la casa.