martes, 20 de enero de 2009

Les jours tristes.

Ahora al cielo le da por llover, y a mí por recoger los restos de una primavera de oportunidades perdidas.
El arrepentimiento viene a mí en forma de fotografías ajenas, de encuentros casuales y conversaciones cordiales, de dos besos por milisegundo que buscan en su rapidez el sitio aquél que les correspondía antes de que fuese demasiado tarde. Aún recuerdo tu trenca azul bajando por la calle Espíritu Santo en una tarde de abril como se recuerdan las escenas más entrañables de una película de amor francesa. Y casi un año después, recuerdo que tus ojos -suyos ya- tiraban un poco a verde bajo la luz que también enrojecía mis mejillas.
Pero hoy las gotas de lluvia, inmóviles sobre el cristal, tampoco saben responderme a la pregunta de qué hubiera pasado si. Debe ser que el día está demasiado gris como para encontrar respuestas en ninguna parte a los asuntos que hace ya tanto tiempo los dos dimos por archivados.