La clave para decorar el interior de una casa es hacer que
los “elementos estructurales”, por así llamarlos (paredes, puertas, ventanas,
muebles, estanterías, sanitarios), sean lo más sencillos y neutros posible, y que el toque
de calidez y color se lo aporten los “elementos decorativos” u objetos más o
menos móviles y accesorios (cuadros, libros, textiles, plantas…).
De esta forma, además de crear un contraste visual armónico,
lograremos que aquéllos elementos que son más grandes, importantes, caros, y
por tanto, menos susceptibles de ser reemplazados fácilmente por otros, duren
más (ya que no nos cansaremos tan pronto de ellos ni pasarán de moda), mientras
que aquéllos otros que aportan personalidad y vida a la estancia, serán objetos que con facilidad podrán
cambiarse, moverse o combinarse.
Es muy importante que la casa cuente con una gran cantidad
de luz natural: a ninguna de las estancias de la casa le debe faltar, como
mínimo, una ventana (y cuanto más grande, mejor).
Los elementos
estructurales:
Las líneas y diseños simples en los muebles les aportan
versatilidad, los vuelven intemporales y
hacen que el conjunto de la estancia dé una sensación visual de orden, de serenidad, de que todo está colocado de
una forma razonable.
Tan importantes como las formas sencillas son los colores
neutros. Para las paredes (siempre lisas) la mejor opción es el blanco, que
además de contribuir a la luminosidad de la estancia, sirve de fondo perfecto
para cualquier mueble u objeto, y es un color del que no es posible cansarse.
Una buena alternativa al blanco puede ser un gris claro, o incluso un verde
seco, lo más discreto posible.
Dos alternativas al blanco para las paredes: gris claro o verde seco.
Una buena idea es añadir papel pintado a una de las paredes, siempre armonizando con el tono liso de las demás. Este recurso no tiene por qué ser sólo para salones y dormitorios; se puede utilizar en prácticamente cualquier habitación de la casa, incluido el baño o la cocina.
Cocina decorada con papel en una de sus paredes.
Hay un elemento estructural que es la excepción que confirma
la regla, o más bien, que ejerce de transición entre la sobriedad y frialdad de
paredes y muebles y la vida y color que le aportarán los objetos decorativos: se
trata del suelo.
Éste debe ser indudablemente cálido, de madera; a ser
posible, de tarima flotante (también puede ser parquet). Un suelo cálido es un
punto de verdadera importancia, ya que, después del carácter sobrio que ha sido
aconsejado para las paredes y muebles, un suelo de gres o mármol convertiría la
estancia en un lugar excesivamente frío.
Los suelos de madera aportan calidez a un ambiente sobrio.
Los suelos de madera aportan calidez a un ambiente sobrio.
Los elementos
decorativos:
Consideramos elementos decorativos a todos aquellos objetos
que no son muebles ni elementos arquitectónicos. Es con estos elementos con los que vamos a aportar
el toque de color, vida y personalidad a la casa. Aquí no hay que escatimar en
colorido; por muy vivos o variados que sean sus colores, no hay riesgo de que
lleguen a quedar mal, pues son objetos relativamente pequeños que se encuadran
en un gran marco de colores neutros, como el blanco o el gris. Los pequeños
elementos decorativos, llenos de color, aportan vida a las paredes y muebles en
tonos neutros, a la vez que éstos neutralizan posibles interacciones
chirriantes entre los primeros. El resultado es un bello equilibrio.
No hay que perder de vista que no hay mejor elemento
decorativo que los utensilios y objetos cotidianos de la casa: los libros
colocados en las estanterías, la vajilla en la vitrina, las toallas colgadas en
el baño, el frutero de la cocina, los cojines sobre el sofá… A la hora de
decorar, vale más saber hacer valer estéticamente los objetos útiles, para que
además sirvan como decoración, que llenar la casa de cosas que solamente sirven
para ser miradas.
Elementos cotidianos de la casa dan color y sirven como decoración: libros, alimentos, vajillas...
Elementos cotidianos de la casa dan color y sirven como decoración: libros, alimentos, vajillas...
Dos elementos puramente decorativos que no deben faltar son los cuadros y las plantas. Los cuadros sirven para dar alegría a las paredes blancas o grises, y las plantas aportan muchísima vida a cualquier estancia de la casa. Además, tanto cuadros como plantas pueden moverse de sitio, cambiarse por otros o combinarse con más, de modo que permiten introducir cambios en la decoración de la casa fácilmente y por poco dinero.
La importancia de las plantas y los cuadros, que dan vida y alegría a la casa.